En mayo de 2013, a principios de mes, fuimos a cenar la novia y el novio a casa de la hermana del novio y les dimos la noticia en forma de fecha de chocolate encima de unas deliciosas magdalenas caseras. Siempre con la comida por medio de cada celebración. Acto seguido, la hermana del novio replicó: «Lo sabía. Yo os hago los muñecos de la tarta». Aceptamos el ofrecimiento porque sabíamos que el éxito estaba asegurado. Y así fue.
Como podéis apreciar, los muñequitos son una reproducción fiel de la novia y el novio, con sus respectivos trajes de boda y con sus características físicas, como canas o melenas. Eso es debido a que la hermana del novio es la única persona que había visto el vestido de la novia y el traje del novio antes de la boda. Así pues, aunque parecen dibujos japoneses de esos de ojos grandes, se esmeró en hacer los muñequitos. No faltaron la guitarra del novio ni los volantes tan característicos del vestido de novia o el ramo de margaritas.
Un detalle curioso es que para hacer el cuerpo del muñequito de la novia, por dentro utilizó un salero, por lo que podemos decir que no hay novia con más salero que esta. ¡Olé!
Otro detalle curioso es que la novia le toca el culo al novio con muy poco disimulo. ¡Olé y olé!
La tarta era una tarta ligera de crema y frutas variadas de temporada. No queríamos chocolates ni cosas empalagosas, que con el calor que hacía ya teníamos bastante. Así que sacaron el armatoste donde iba montada y ese fue el momento donde vimos los muñequitos por primera vez. ¡¡Geniales!!
Y como ya las cosas no son lo que eran antes, ya no se corta la tarta. Solamente se hace el amago para las fotos, y así se hizo. Mientras no perdamos la cabeza…
Para terminar y para los más melómanos, os diremos que la canción que sonaba mientras entraba la tarta era «Alegría» que cantaba Francesca Gagnon en el espectáculo del Cirque du Soleil del mismo nombre.