Seguimos con más regalos de esos envenenados, de los que tienen una prueba previa para hacerse con él. Hoy nos tocan los chicos y chicas de Bilbao. Hay que decir que aquí también se sumaron otros amigos y amigas que no venían ni de Almería ni de Mendavia y que hicieron buen equipo con la gente de Bilbao. En este caso estamos hablando de la típica exageración vasca y de perder el sentido de la mesura. Esto nos encontramos de repente:
Nos trajeron, al son de la banda sonora de ”Piratas del Caribe”, el cofre o el baúl del tesoro. Ese baúl estaba lleno de botellas de cristal llenas de billetes y más cosas. Pero, además de botellas, el baúl estaba lleno de arena de playa y arroz, haciendo que pesara tanto como parecía y un poquito más. Sólo hay que decir, que lo tuvimos que dejar en el restaurante y pasar al día siguiente a recogerlo porque no lo podíamos coger. Y además, lo tuvimos que sacar del restaurante subido a un carrito de servir, porque entre dos era difícil poder levantarlo.
Por lo demás, tampoco fue la prueba difícil de la boda, ya que lo único que había que hacer era vaciar el baúl y las botellas para podernos hacer con el regalo. Diremos, también, que sólo se nos rompió una de las botellas y que a día de hoy las guardamos como recuerdo y guardamos las cochas de moluscos que había también en el baúl. ¿Servirán, quizá, algún día para decorar alguna estancia? ¡¡Gracias!!