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89.- COMPINCHES Y TRAVESURAS

En toda boda los novios buscan sobre todas las cosas que los invitados se encuentren a gusto y disfruten del día… y de la noche. Nosotros, por supuesto, queremos eso mismo y mucho más. Queremos que os divirtáis, que comáis bien, que bailéis mucho y que os acostéis muy tarde. Teniendo en cuenta que la boda es a las 19:30, casi seguro que se nos hará de día. Nos conformamos con sacaros una sonrisa… o dos.

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En el otro lado de la balanza se encuentran las sorpresas, los detalles y los momentos que dedican los amigos y familiares a los que se casan.  Siempre hay algo que los novios no pueden tener controlado y que surge como grata sorpresa en el momento más insospechado. Hablando con Rafael, el responsable del restaurante, nos decía que siempre hay que prever esas historias y es bueno tener un compinche al que los invitados puedan dirigirse las semanas antes de la boda. Por supuesto… ¡¡a espaldas de la parejita feliz!!

La dificultad en nuestro caso, una vez más, es la distancia. Así pues, no queda más remedio que encasquetar estas cosillas a las hermanas de la novia, Pilar y Elena. Obviamente no vamos a poner por aquí ningún teléfono ni ningún correo electrónico, pero no me cabe duda que tanto por Facebook o por los medios que sean lograréis localizarlas. ¡¡Qué sois todas y todos muy listos!!

¡Ah, se nos olvidaba! ¡¡Sed muy malos!! Para eso damos una fiesta. No os portéis bien. Dad mucha guerra. ¡¡¡Bailad, saltad, gritad!!! Lástima que no vayamos a tener una fotocopiadora…

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