Volvemos a poner encima de la mesa costumbres que están de moda por el norte y que no se estilan por el sur, y lo de dar regalos a los novios previa superación de una prueba es otro ejemplo. ¡¡Lo de dar regalos sí se estila, eh!! Lo que no se es habitual es someter a los novios a una severa prueba para poder conseguir el regalo.
Los chicos de la cuadrilla de Mendavia, acompañados de sus respectivas, nos pusieron una prueba que tuvimos que superar con tiempo y mucha paciencia. Y como al novio le gusta tanto ir de concursos televisivos, qué mejor que darles a elegir entre tres opciones para decidir la prueba que tenían que superar.
Nos dieron tres sobres y tuvimos que descartar dos. Así que como el azar también cuenta descartamos una prueba fácil y otra prueba difícil. La prueba fácil consistía en ir buscando y emparejando las cartas de una baraja partidas por la mitad que habían repartido entre los invitados. Teníamos que negociar con los invitados cómo conseguirlas y los invitados nos podían pedir que hiciéramos cosas. La prueba difícil, y ya que nos íbamos a Japón de viaje de novios, era realizar un dragón de origami que tenía más de 200 pasos en su ejecución.
Al final elegimos, según creemos, la prueba intermedia en cuanto a dificultad. Consistía también en realizar una figura de origami, pero mucho más familiar. Tuvimos que realizar el monumento al encierro que hay en Pamplona pero con figuritas de papel. ¡¡¡Toma ya!!! Dos meses nos costó desde que volvimos del viaje de novios poder cumplir con la prueba. Todo un reto. ¿Qué tal nos quedó?
Todo sea dicho de paso, nos vengamos poniendo las caras de algunos de los chicos en los corredores, para que sufran virtualmente de lo que es un encierro.
TRAS EL ESPEJO Y LA TORRE... 